A veces son los pequeños detalles,
los que nos darán mayor información.
Cuando la nariz se abre y
el quejido se vuelve audible.
Cuando las costillas se marcan,
el esternón se hunde en el pecho
y el bamboleo cobra su propio ritmo.
Habrá que estar atentos a cada signo
esta vez, más no será mejor.
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